Sin categoría

Yo, cansada

Cansada de fingir que estoy bien, cansada de mirar por los demás antes que, por mí, cansada de dar lo mejor de mí para que me utilicen, me vacilen y me pisen. Estoy cansada de estar y a veces me gustaría no estar, ser capaz de desaparecer durante unos días, incluso unas horas y ver como el mundo sigue moviéndose sin mí, sin mi ayuda.

A veces siento que si desapareciera nadie lo notaría, que no soy importante para nadie.

Estoy cansada de tratar de estar bien, de ponerme día tras día una máscara que tape la mala cara con la que me levanto, que esconda lo poco que duermo, que esconda mi opinión, mi forma de ser, mis miedos…

Estoy enfadada y siento rabia por no ser capaz de afrontar todos estos problemas que se me vienen encima, de no ser capaz de aguantar cuando tengo que hacerlo ni de irme cuando no puedo más, porque pase lo que pase, siempre estaré ahí, para ti.

Porque cuando tú te caigas y te des la hostia más grande de tu vida estaré esperándote para echarte una mano, para levantarte cuando lo necesites o simplemente para tumbarme a tu lado.

Me duele ver lo injusto que es todo, que mi versión siempre es la buena hasta que entran a escena los sentimientos y entonces, es cuando dejo de tener la razón, cuando dudan de mis palabras, cuando a lo mejor lo que yo digo no es la verdad y me lo estoy inventando, y yo me pregunto: ¿qué gano inventando? ¿qué gano mintiendo?

Y ahora te arrepientes de toda esta mierda que nos hemos comido durante tanto tiempo, de echarme en cara todos los problemas que llevamos arrastrando desde que nos conocimos incluso mostrando un interés ficticio que ninguno de los dos nos creemos. Ahora que nuestra relación no va a ningún lado y no hay ganas ni de saludarse, te interesas por cómo estoy, por cómo me va la vida, ahora que ya no somos nada…

Quedarme a dormir contigo y darme cuenta de que no eres una persona de fiar, darme cuenta de que como ella seguramente hubo más o que las habrá, darme cuenta de que tienes una labia que te deja acercarte a quien quieras, pero es la misma labia la que te hace caer en tu propia trampa, en tus mentiras y en tus trucos.

Qué decir de ti, eres difícil, pero no me rindo, cada uno con sus problemas y un pasado cargado de historias que nos marcan, que nos caracterizan, que nos persiguen. Con la tontería te he cogido cariño, tampoco me has hecho nada más que no contestarme cuando te hablaba, a sí que tampoco es para tanto. Y es por ti por quien voy a seguir luchando, seguir cumpliendo todos los días con lo que tengo que empezar, con la carrera que he elegido y que tanto me gusta. A si que gracias, por tu ayuda, tu apoyo y tu forma de cuidarme porque sé que, aunque seas muy cabezota y no lo admitas, en el fondo me quieres.

Deja un comentario